Ya
hace ya algunos días que se marcharon de vuelta a Canadá nuestros amigos del Collegue André Grasset de Montreal, nos
han dejado recuerdos llenos de alegrías y de experiencias en nuestros
corazones; también, sabemos de buen grado que a
ellos les ha pasado un tanto de lo mismo, ya que la complicidad ha sido
mutua y recíproca desde el principio. Por ello, en este pequeño recorrido sobre
su viaje, a modo de cuaderno de bitácora, y a través de este modesto Blog de
El Amonite, continuaremos narrando las experiencias que todavía nos
faltaban por contar de este inolvidable viaje.
Amaneció un jueves
perfecto para un viaje, el sol, la temperatura, todo era ideal para hacer caso
al mañanero canto del gallo que insistía con su canto en la Posada la Niña
Margarita. Debíamos de levantarnos temprano, ya que a las 9.30 h, y con
puntualidad canadiense. Saldríamos rumbo a nuestra capital regional, la
fabulosa Sevilla.
En este viaje
estarían de guías principales Tano y Jesús, éste último aprovecharía,
con su habitual simpatía, el hecho de improvisar sobre el terreno, como suele
decirse, las nociones de “español práctico” que habían abordado en sus clases
teóricas; y sobre el primero, nada más que el decir que nadie mejor que él para
enseñar los secretos de esta magnífica ciudad andaluza. Durante el viaje
pudimos disfrutar de los paisajes, repletos de girasoles y trigales, que
abundan en la ruta. El autobús llegó a la hora prevista de las 11.30h,
dejándonos ante la imponente Torre del Oro, donde nos estaba esperando Julia
-guía oficial de Sevilla- rebosando su simpatía, conocimientos y buen trato a nuestros alumnos canadienses. Esta
torre del
siglo XIII, que simboliza, junto con la
Giralda, los emblemas más representativos de Sevilla, en la actualidad tiene un
Museo Naval.
Después
de almorzar y recuperar las fuerzas necesarias, continuamos nuestra visita
hacia la emblemática Catedral de Santa
María, este magnífico templo gótico, con la antigüedad de su primera
piedra, que data de 1401, y que está edificada sobre la mezquita mayor de
estilo almohade, de la cual conserva el Patio
de los Naranjos. Y en la que también se encuentra adosada la magnífica Giralda; que
en realidad es el Alminar
de la Mezquita Mayor, cuya construcción comenzó en 1184, y se concluyó en
1558.
En
este punto habría que comentar que los alumnos tomaron la iniciativa de subir
hasta todas las escaleras que llegan al Campanario
de la Giralda. Las vistas desde allá arriba dejaron una mueca de asombro en
nuestros intrépidos alumnos…ya saliendo de Catedral, cada vez más hacía más
“calorcita”, por este motivo decidimos acercarnos al Punto de Información, y
aprovechar alguna de las terrazas colindantes para tomar algunos un refresco y
helados, y otros una refrescante cervecita ¿acaso sería una “Cruz Campo”?
también muy sevillana, y que siempre entra bien…fresquita con una buena tapa.
En
este intervalo nos surtimos de los necesarios mapas de la ciudad, para recorrer
así más “al libre albedrío”, divididos
en pequeños grupos, esta espléndida ciudad. Dispusimos el Punto de Encuentro en la Torre del Oro y todos los chicos se
lanzaron a su propia experiencia personal con Sevilla. En la comitiva que se
decidió por ir con Tano, pudieron disfrutar de un recorrido más intenso, y
estuvieron en emplazamientos tan importantes de la ciudad como los alrededores
del Real Alcázar, construido por Abd
Al Raman III; o darse un buen paseo en el Parque
de María Luisa, que alberga hermosas plazas, fuentes, paseos con gran
variedad de plantas y árboles, y pudieron disfrutar de las Plazas de España y de América, que
constituyen unos de sus principales atractivos.
En
todas estas localizaciones se hicieron todos nuestros alumnos muchísimas fotos.
También es anecdótico apuntar que, ya en la Zona de la Calle Sierpes, entramos en una de las pastelerías más
antiguas y famosas de Sevilla, en la que se dieron un festín nuestros más
golosos alumnos, ya que eran demasiadas las tentaciones…otros nos conformamos
con el típico “cafelito” con su delicioso pastel al uso. Nuestra salida se
programó a las 20 h, y en el autobús todos comentamos las diferentes rutas que
habíamos seguidos y sus diversas anécdotas. Llegamos a la Posada a las 22.30, a
punto para una fabulosa cena, con el
fresquito del Patio Central de la Posada, y poquito a poco fuimos cayendo
de sueño… Todos terminamos extenuados por tan maravillosa visita a la ciudad de
Sevilla, ciudad que desde Blog, humildemente, confirmamos que “Sevilla tiene un
color especial”.
Raúl Víctor