Ha pasado un tiempo desde
que nuestros estimados amigos del Collègue André-Grasset se fuesen de
vuelta con sus familias a Montreal; con su viaje dejaban atrás a aquellos que
nos consideramos también como su pequeña familia española: El Amonite y Posada La Niña Margarita.
Sabemos de buena tinta que de nosotros tienen un buen recuerdo, así como que
continuamos recordándolos con mucho cariño y agradecimiento por todos los
detalles y sonrisas que nos brindaron. Por eso, y en este orden de
acontecimientos, no nos queremos olvidar de las últimas experiencias que
tuvieron entre nosotros, y debemos remontarnos a casi un mes vistas, al sábado
7 de junio, y a pocos días de su vuelta.
Esta
jornada de sábado empezó con el
acostumbrado desayuno molinero, que esta ocasión fue tempranero a la par, ya que a las 9.30
salíamos en autobús hacia la emblemática ciudad de Ronda.
Esta
ciudad situada en Málaga, y de casi 40 mil habitantes, y se encuentra junto a
la Costa del Sol y entre tres parques naturales, Grazalema, Sierra de las
Nieves y Alcornocales. Por todas estas condiciones esta excursión era un éxito
asegurado, además de por tamaño considerábamos las visitas y las actividades
más relajadas para todos. Nada más llegar, sobre las 11.30, a los alumnos se
les abrió el apetito e hincaron el diente al almuerzo que les habíamos
preparado en la Posada la Niña Margarita. Ya con el estómago saciado,
decidimos reunirnos en la Oficina de Turismo, y proveernos de planos y
demarcar los sitios de más interés para las visita. Era muy interesante que se
tratase de una visita más libre que las programadas anteriormente. De todos
modo, la visita principal se iniciaba en la monumental Plaza de Toros; y
en este punto nos detenemos para agradecer el detalle que tuvieron de
invitarnos a las entradas, los propios chicos, al equipo de El Amonite, todo
una muestra que nos seguía confirmando la generosidad de nuestros alumnos. En
la visita a las instalaciones pudimos
disfrutar del magnífico Museo
de la Real Maestranza de Caballería, que cuenta con una colección de
grabados, aguafuertes y estampas, así como de una edición de la «Tauromaquia»
de Goya, y de algunos extranjeros; en esta visita se verán, de igual modo,
vestimentas de soldados de caballería
toda una serie de aperos de distintas épocas.
Después
de la visita a esta impresionante Plaza de Toros, llegó el momento de
relajarse, decidiendo por quedarnos en el centro del pueblo a tomar unos
refrescos, cervecitas y unas pocas tapas. Los alumnos disfrutaban así de la gastronomía
de la zona: ibéricos de la Serranía de Ronda como su chorizo, el
salchichón, la bondiola, la caña de lomo, el jamón, etc... Y de las exquisitas
tortillas de berenjenas y peino. Finalmente, para no perder detalle de lo
vivido, y llevarse un pedacito de aquello, nuestros alumnos compraron
recuerdos de toda una suerte de distintas opciones: cartelería de toros,
figuras de toreros, etc...
A
las 19 h. cogíamos los autobúses de vuelta a la posada, muy contentos y
saciados de experiencias, llegando a nuestro destino sobre las 21.30 h. En este
punto es muy interesante nombrar la anécdota e que durante este camino de
vuelta, y ya llegando a la Posada la Niña margarita, había un atasco que
sorprendía por lo especialmente inusual y místico... el autobús tuvo que
pararse para no obstaculizar el paso firme de la Procesión de San Isidro,
ya que se celebraban las festividades de la aldea de los Villares, próxima a
nuestra destino. Todos los chicos aprovecharon la ocasión para fotografiar, y
salir a contemplar el espectáculo de esta celebración. Por último, llegábamos a
la posada sobre las 22h, y después de cenar habrá que destacar que todos,
nosotros, alumnos y monitores. Ya repletos de la alegría de este buen sábado 7
de junio, improvisamos una pequeña fiestecilla en el Chiringuito, en la
que el baile, las risas y el compañerismo ponían el punto final a este día, tan
genial e inolvidable.